Samsung estudia imitar a Apple y vender sus smartphones sin cargador incluido
Desde hace unas semanas Apple esta pensando vender su nuevo smartphone, el iPhone 12, sin cargador en la caja. Los argumentos son el ahorro de costes y hacer un producto más sostenible. Ahora parece que Samsung, otro gigante de la industria, podría acompañarle para ahorrar costes con el 5G.
La integración del 5G está suponiendo un dolor de cabeza para los fabricantes de smartphones, ya que no caben en las cajas actuales y tendrian que cambiar a un formato mayor. Lo que supondria un gasto de materia, envio y almacenaje en las tiendas. Por un lado quieren mantener el precio de sus productos bajo control. Por otro, tienen que contentar a usuarios que no conciben un terminal de gama alta sin las mejores opciones de conectividad.
Lo vimos, por ejemplo, con los nuevos Xiaomi y la última generación de Samsung con 5G que sorprendieron a muchos por su elevado precio. Así, mientras el inexorable avance tecnológico hace que vayan bajando los precios de los componentes. Las compañías optarán por eliminar un elemento imprescindible para usar el producto: el cargador.
Posiblemente el discurso oficial que veamos tenga más que ver con el factor medioambiental, un argumento sin duda poderoso. Y que nos hace plantearnos si tiene sentido que 1.500 millones de smartphones que se venden cada año lo hagan acompañados de un cargador. Máxime si tenemos en cuenta que casi tenemos un estándar (USB-C para casi todos, Lightning para Apple). A priori, eliminarlos reduciría los residuos electrónicos en millones de toneladas, obligándonos a «reciclar» los que ya tenemos.
Eliminar el cargador para ¿favorecer al usuario?
Los nuevos móviles que viene con carga rápida el cuál no se pueden aprovechar con cargadores de otros terminales o alternativas de bajo precio. O peor, el uso de un cargador no original puede degradar la batería a medio y largo plazo.
La alternativa que quieren es vender los terminales con la opción de incluir o no el cargador. Así, el usuario que ya tenga uno puede ahorrarse su precio (y, de paso, comprobar si realmente se reduce el coste). Y tanto el argumento económico como el medioambiental se fortalecen. El problema es el ingente gasto logístico que supondría, en un mundo globalizado y que, cada vez más, apuesta por lo estándar para todo el mundo.
¿Hasta qué punto el cargador supone una parte importante del coste de fabricar un smartphone? ¿Cómo van a saber los usuarios si el precio final del dispositivo se ha rebajado por esa razón? ¿Estamos ante el primer paso de la apuesta definitiva por la carga inalámbrica? ¿Qué consecuencias puede tener cargar un smartphone con un cargador que no sea el oficial? ¿Responderán las garantías?.
Se ve un futuro incierto para unas decisiones que, de confirmarse, generarán polémica y debate.